13 jul 2013

El miedo que siento

De tanto en tanto tengo estas noches como la de hoy. Sensación de que no soy capaz. Mal presentimiento. Siento que ha pasado tanto tiempo desde que me fui por un camino que no debía, pero tenía, y tal vez sea tarde volver. Miedo de no ser capaz de encaminarme. Temor de perder ese buen lugar al que deseo llegar, no más en mi mente. Se va. Vuelve. Se queda. Quédese. Te quedas. Quédate, por favor. Pensamietos e imágenes de fracaso me agobían, me apretan el corazón, los pulmones, el pecho, el abdomen. Me apretan el entusiasmo. La bolsa de buen energía, le abres pequeños rotos, a veces muy grandes.

Solo por esta noche dejo ese boogieman. Mañana será otro día y me sentiré mejor. Mejor. He cambiado mucho. Estoy entusiasmado. Estoy tratando de olvidar el pasado, de no dejar que me joda. Pero hay noches como esta, tengo que dejarla pasar, dejarla aclarar. Sí, dejar que la noche oscura aclare. Ya pasará.

Pienso que nada está escrito. Pienso que no está escrito cómo vivir la vida, que no hay un cronograma. Todo a su tiempo, dicen. Pero yo digo: todo a mi tiempo. Todo al tiempo que a mí me toca vivirlo.

Pero entonces un dilema. Una contradicción. Por un lado "nada está escrito" por el otro "al tiempo que me toca vivirlo" Si me toca es porque está escrito, pero nada está escrito.

11 jul 2013

Solía escribir.

La primera vez fue un impulso, como un ataque de ansiedad. Estaba en clase. La única manera con la que sentí alivio fue escribiendo todo lo que me salía, lo que sentía, lo que me había pasado. Escribía lo más rápido que podía, la cantidad de palabras que salían de mi mente necesitaba una mano ágil y rápida. Sentía alivio mientras escribía, pero mi mano no era tan rápida, por eso temblaba. Mi respiración era agitada pero poco a poco se iba calmando. Escribí todo en una hoja de papel o dos o cinco, no recuerdo cuántas. Recuerdo el sudor, la agitación, los temblores, los nervios y el alivio que iba sintiendo. Así fue como empecé a escribir.

Al prinipio fue pura catársis. Esa era la medicina cuando me llegaban esos ataques. Poco a poco los ataques fueron disminuyendo hasta desaparecer, pero quedó la necesidad de escribir y sobre todo las ganas de escribir. Escribía sobre cualquier cosa, no importaba el tema ni el ritmo ni la fluidez ni nada, solo escribir.

Luego vinieron amistades con las que compartíamos los escritos. Y entonces escribir "bien" se volvió más importante. Empecé a leer con gusto. Leer de todo un poco. De lo que mis amigos me recomendaban. Le agarré gusto a la lectura y se convirtió en un hábito.

Después vinieron los concursos y después el primer premio, un primer puesto, 200 Euros y un libro de colección de Tolkien Los hijos de hurín. La importancia de escribir bien se tornó en una necesidad y una obligación. Las sesiones de trabajo con lo que escribía se volvieron un poco más estrictas. Llegaron un par de premios más hasta que no volvió a suceder nada.

La frustación se hizo más grande y la exigencia más. Pero nada salía. Nada era suficiente para mí, y mucho menos para los jurados. Sentí que lo que yo escribía no aportaba nada nuevo a lo que ya se había hecho y a lo que se estaba haciendo. Finalmente renuncié a la literatura.

9 jul 2013

Mal traductor

Siempre he tenido la idea de que nuestro destino está dirigido por señales. Estas señales nos van indicando, a través de la vida, nuestro camino evitando que nos desviemos.

Sí, pienso mucho en eso porque mucha gente lo predica, mucha gente reconocida intelectualmente las ha expuesto y yo he yerminado creyendo.

Pero no deja de tener un toque de engaño, y hasta romántico, este tema de las señales.

Las señales están en todos lados, solo hay que saber verlas e interpretarlas. Es como la biblia, la salvación está en ella pero hay que saber interpretarla para que no termines matando a todo el mundo, como la iglesia católica lo ha hecho.

¿Cómo uno aprende a ver estas señales? ¿Puede uno confundirse con las señales, creyendo que son señales lo que realmente no lo son? ¿Hay señales buenas y malas? ¿Son estas dudas las de una persona que no sabe ver las señales?

Todas son preguntas válidas pero creo que la verdadera pregunta que hay que hacerse es: ¿Creo que existe el destino? ¿Está escrito? ¿Se puede cambiar o no?

O tal vez solo hay que retroceder un poco más y preguntarse si este cuento es el producto de un mal traductor.

Entonces si hubo un cuento que fue mal traducido ¿Quién lo escribió? ¿Y por qué y para qué?

No quiero perder más el tiempo pensando en estas cosas. Respuestas que nunca habrán (nunca digas nunca).

Por eso escribo esto aquí, para que estas palabras no ronden más mi mente y salgan a volar con el viento digital, a molestar a otro jejeje. Yo tengo que construir mi camino y luchar por él, dejar estos garabatos escritos en la pared esperando que algún día se borren con pintura nueva, o que la tumben.

5 jul 2013

Por qué siento tanta culpa?

Pensando en cómo empezar a escribir, me puse a recordar todas las cosas por las que siento culpa o arrepentimiento, y la mayoría, por no decir casi todas, están relacionadas con el alcohol. Es decir que en su mayoría yo estaba ebrio.

No había sido consciente de ello, hasta ahora.

También he notado que cada vez (y no son muchas ni muy seguidas) que he tomado y me he pasado de tragos, al siguiente día me siento peor, peor que las anteriores, cada vez me siento más mal, cada vez me deprimo más, cada vez me siento en el fondo de un hueco, cada vez más profundo y oscuro.

Eso me dice algo muy sencillo: DEJE DE TOMAR.

Es claro, debería dejar de tomar así como dejé de fumar cigarrillo. Pero las dos cosas no se pueden comparar. Uno no ve consejos de fumarse un cigarro diario para mejorar su salud ni que el tabaco en exceso es nocivo para su salud. El tabaco es nocivo a secas, el alcohol no lo es, el alcohol lo es en exceso.

Entonces queda aún más claro lo que realment  eso me quiere decir: VENZA SUS DEMONIOS, TENGA VOLUNTAD, GÁNELES (A LOS DEMONIOS O COMO LOS QUIERA LLAMAR) Y NO SE DEJE, NO SE DEJE.

Es lo más difícil de hacer. Porque dejar de tomar es relativamente fácil, basta con un poco de disciplina y voluntad para dejar de hacerlo. Pero para controlar ese impulso que parece tan natural, tan de uno mismo, eso sí es lo verdaderamente difícil. Porque muchas personas dejan de tomar, pero muy pocas son las que aprenden a controlarse.

2 jul 2013

Lo que me jode

No sé qué me sucedió. No sé si es la soledad lo que me hace hacer cosas que no quiero, decir cosas que no pienso, llorar cuando no tengo por qué hacerlo, cuando estoy ebrio. Antes disfrutaba el alcohol, me divertía, me entretenía, me comportaba. Bueno, tampoco es así. Siempre hubo momentos de descontrol, de llantos, de verguenza, pero últimamente son más frecuentes. Cuando estoy tomando llego a un punto en el que me siento muy bien, alegre, contento, feliz, pero me he dado cuenta que en ese momento es que decido tomar más y más e inmediatamente después es cuando todo se va a la mierda. En ese momento pierdo la voluntad y no sé quién soy, ni por qué hago las cosas que hago. Pierdo la verguenza y la buena razón. Me convierto en un completo idiota, algunas personas piensan que soy medio idiota, solo les digo que no me conocen borracho. Y no he terminado, no se ha terminado porque luego de estar alegre y de convertirme en un completo idiota, viene el vómito. Vomito todo lo que puedo. Vomito el almuerzo y el desayuno y la comida del día anterior. Vomito donde caiga el vómito, es realmente asqueroso. Finalmente llega el sueño y afortunadamente todo acaba. Llega el nuevo día, me despierto pensando en la noche anterior. No recuerdo bien lo que ha sucedido. Me llegan flashbacks de cosas horribles, vergonzosas, lamentables. Y no sé si es peor haberme emborrachado o recordar al otro día los hechos como si hubiera sido un sueño, y no estar seguro si realmente sucedieron. Pero te llega el olor a alcohol y a vómito y  lastimosamente y una vez más te das cuenta que el alcohol no es para ti. Sin embargo te preguntas si realmente todas esas cosas que hiciste te definen. Entonces pasas un par de días sin salir, sin dar la cara. Quieres que la gente te olvide, se olvide, que dejen pasar las cosas y digan que eres un buen muchacho, pero cuando tomas eres un completo imbécil. Rezas a Dios. Dios ayúdame. Dios perdona mis pecados. Dios dale tranquilidad a las personas que he ofendido y les he causado daño. Empiezas a creer que estás pagando una especie de karma o algo así. Te sientes viejo y piensas cosas desagradables para hacer contigo mismo. Te deprimes porque imaginas que siempre será así.  Escribes un poco tratando de sentirte mejor al sacar de tu pecho esas cosas que siempre te han jodido, o con las que tú te jodes. De algo sirve, eso espero.