Pensando en cómo empezar a escribir, me puse a recordar todas las cosas por las que siento culpa o arrepentimiento, y la mayoría, por no decir casi todas, están relacionadas con el alcohol. Es decir que en su mayoría yo estaba ebrio.
No había sido consciente de ello, hasta ahora.
También he notado que cada vez (y no son muchas ni muy seguidas) que he tomado y me he pasado de tragos, al siguiente día me siento peor, peor que las anteriores, cada vez me siento más mal, cada vez me deprimo más, cada vez me siento en el fondo de un hueco, cada vez más profundo y oscuro.
Eso me dice algo muy sencillo: DEJE DE TOMAR.
Es claro, debería dejar de tomar así como dejé de fumar cigarrillo. Pero las dos cosas no se pueden comparar. Uno no ve consejos de fumarse un cigarro diario para mejorar su salud ni que el tabaco en exceso es nocivo para su salud. El tabaco es nocivo a secas, el alcohol no lo es, el alcohol lo es en exceso.
Entonces queda aún más claro lo que realment eso me quiere decir: VENZA SUS DEMONIOS, TENGA VOLUNTAD, GÁNELES (A LOS DEMONIOS O COMO LOS QUIERA LLAMAR) Y NO SE DEJE, NO SE DEJE.
Es lo más difícil de hacer. Porque dejar de tomar es relativamente fácil, basta con un poco de disciplina y voluntad para dejar de hacerlo. Pero para controlar ese impulso que parece tan natural, tan de uno mismo, eso sí es lo verdaderamente difícil. Porque muchas personas dejan de tomar, pero muy pocas son las que aprenden a controlarse.
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